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Lo de ser tu propio jefe cada vez está más de moda. A día de hoy en España hay más de tres millones de personas que trabajan por cuenta propia. Se podría levantar la voz por la cantidad de empresas que tienen contratadas a personas con contratos mercantiles, los falsos autónomos, pero en vez de eso, es mejor aceptar que los tiempos han cambiado y la organización del trabajo también.
Tenemos la opción de acatar lo que la administración nos tiene preparado, reforma tras reforma laboral, o adaptarnos y buscar alternativas que, de una forma u otra y mientras la misma administración va cambiando, nos beneficie personalmente. Las empresas quieren lo que necesitan, cuando lo necesitan.
Los nuevos negocios necesitan profesionales que desarrollen tareas concretas durante una duración determinada, ahora nadie garantiza un trabajo fijo (a menos que la opción sea el empleo público). Y es que el mercado laboral no es, ni de lejos, lo que era hace diez años. Ni lo es ahora como lo será dentro de un tiempo. Es complicado de imaginar porque, al igual que hace diez años había empleos que aún no existían (marketing digital, desarrollo web, ecommerce etc), seguro hay otros tantos que todavía no se han creado.
Trabajar por cuenta propia y no quedarse en el intento
Con este panorama, se habla mucho sobre la dificultad de ser autónomo en España y del alto coste que implica. Hablemos sobre las alternativas:
- Si, de forma puntual, colaboras con empresas que te piden factura. A efectos legales “se entiende como trabajador por cuenta propia o autónomo aquel que realiza de forma habitual, personal y directa una actividad lucrativa”. Es decir, puedes facturar sin estar dado de alta en la seguridad social siempre y cuando esos ingresos no sean tu sustento principal ni lo hagas periódicamente. (Por poco que cobres, si es mantenido en el tiempo, debes darte de alta). Por el contrario, sí es obligatorio darte de alta en el Censo de Empresarios y Profesionales de la Agencia Tributaria. Esto no implica pagar ninguna cuota pero sí hay que hacer las liquidaciones trimestrales de IVA, y las retenciones de IRPF si te corresponden por tu actividad.
- Si estás empezando a ofrecer tus servicios y eres joven. Si ya ofreces tus servicios de forma habitual, debes darte de alta en el RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social) y el en el censo que antes mencionábamos. Para estar al día con el primero, los hombres menores de 30 años y las mujeres por debajo de los 35 pueden acogerse al 80% de descuento sobre la cuota durante los primeros 6 meses de su actividad (la famosa “tarifa plana” de 50€) El beneficio con Hacienda es que podrás retener el 9% del IRPF de tus facturas emitidas durante los primeros 3 años.
- Si no puedes acogerte a ningún beneficio fiscal. Hazte socio de una cooperativa de autónomos. Esta opción es interesante si lo que vas a facturar no compensa con todos los costes burocráticos que conlleva hacerse autónomo (cuota a la Seguridad Social, declaración de IVA, retención de IRPF, coste de la gestoría..). La idea es facturar a nombre de la cooperativa, ésta recibirá el pago, se cobrará una comisión por ello, y deducirá los gastos fiscales y sociales correspondientes. Resultado: recibirás más liquidez mediante este método que si tú mismo tuvieses que soportar todos los gastos fijos.
Sin duda, el trabajo por cuenta propia es complejo de gestionar y habría que estudiar caso por caso qué es lo que mejor te conviene. Déjate asesorar por expertos, pero que nadie te quite las ganas de emprender. Si tu volumen de facturación no es suficiente para sobrevivir, puedes compaginar un trabajo a media jornada como asalariado y trabajar por cuenta propia a la vez, esto es ser “pluriactivo” y aunque no existe la figura (ni la cuota) paralela que reduzca las obligaciones fiscales y sociales de los autónomos a media jornada, la cuota a la seguridad social que tengas que pagar será más baja, al estar cotizando ya por el trabajo por cuenta ajena.
¿Eres autónomo o piensas serlo? Cuéntanos tu experiencia
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